2024-07-04
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La avaricia del capital expulsa de sus hogares a millones de personas

Queremos articular todas las capas de la clase trabajadora, con una especial atención por los sectores de migrantes.

Esta es la declaración elaborada por LAB con motivo del Día de las Personas Migrantes:

Nos enfrentamos a una crisis global, una crisis sistémica y civilizatoria sin precedentes para la humanidad. Las guerras, la desertificación, la mal llamada crisis de personas refugiadas, el agotamiento de los recursos naturales, el sometimiento de la soberanía de los pueblos a nuevos tratados, las desigualdades, la precarización de las condiciones de vida y de trabajo, la criminalización de la protesta social, las innumerables muertes de personas migrantes en el Mediterráneo y en las diferentes fronteras del mundo… son consecuencias de la avaricia de un sistema que ha hecho de la acumulación y concentración de capital su seña de identidad.

Es bien sabido, pero sigue siendo necesario recordar que los países hoy empobrecidos, han sido colonizados, expoliados, e invadidos tanto económica como culturalmente. Se les ha arrebatado su riqueza, culturas milenarias, lenguas y formas de organización de riqueza universal por una incesante avaricia y depredación por parte de las potencias imperialistas al servicio de las empresas transnacionales. Las personas y los Pueblos se ven con la imposibilidad de gestionar sus recursos, de desarrollar sus potencialidades, en aras a los intereses que conforman el nuevo orden mundial. Estas situaciones hacen imposible a millones de personas permanecer en sus países de origen y, viéndose obligadas a abandonar sus pueblos, hogares, trabajos y familias debido a razones económicas, naturales o conflictos bélicos. Estas expulsiones van más allá que la simple lógica geográfica; estamos viendo cómo en este mal llamado primer mundo, se está expulsando constantemente a la clase trabajadora, condenándola a la más absoluta miseria y precariedad.

Todo se convierte en mercancía, no solo la fuerza del trabajo inherente a la trabajadora, sino todas sus facetas de la vida. El supuesto consenso social del estado del bienestar se ha fracturado; el capital está buscando nuevos nichos de mercado. Muchos recursos que antes eran propiedad comunal, como el agua, están siendo privatizados y sometidos a la lógica de la acumulación capitalista. Desaparecen formas de producción y consumo alternativas (indígenas). Se privatizan industrias nacionalizadas. Las granjas familiares se ven desplazadas por las grandes empresas agrícolas. Y la esclavitud no ha desparecido (comercio sexual, trabajo infantil). El crecimiento económico nunca ha sido benigno. Sin embargo, las escaladas de las últimas tres décadas marcan una época nueva porque amenazan a un número creciente de personas y de lugares en todo el mundo. Destrucción en una escala que nuestro planeta nunca antes ha visto. Estamos en la era del Antropoceno, que es la era marcada por el impacto humano en el medio ambiente.

El capitalismo extrativista, como sistema de producción y de consumo, provoca daños en el medio ambiente e intensifica los efectos del cambio climático (factor determinate de las crisis migratorias), condenándonos a un futuro donde cada vez más personas van a tener que migrar para garantizar su supervivencia fuera de los lugares de origen. Lo que se suele llamar desarrollo económico dependió mucho tiempo de extraer bienes de una parte del mundo y transportarlos a otra. El surtido de innovaciones que expande nuestras capacidades de extracción como el acaparamiento de tierras, el extractivismo minero y energético o la desertificación, están expulsando (y en el futuro inmediato lo harán de manera más intensa) a innumerables personas de sus hábitats por motivo de simple supervivencia. Por lo tanto, se amenazan componentes centrales de la biosfera, dejándonos también extensiones cada vez mayores de tierra y agua muerta, que provocan la huida masiva de la gente. Es más necesario que nunca caminar hacia la transición ecosocialista, siempre y cuando ésta no se haga sobre las espaldas de la clase trabajadora; esa transición tiene que diseñarse con participación de los agentes sociales y sindicales.

Euskal Herria, ha sido a través de la historia un país receptor y emisor de migraciones. A mediados del siglo XIX, y sobre todo en Bizkaia con el despunte de la industrialización y las minas, llegaron trabajadores y trabajadoras de diferentes partes del Estado español. En los años 60 y 70, en pleno florecimiento de la industria y la construcción, se dio desde el Estado español otro flujo migratorio de trabajadores y trabajadoras que llegaron en busca de empleo. No puede pasarse por alto que en el sur de Euskal Herria nos encontrábamos en pleno franquismo, por lo que aquellos flujos migratorios, que además fueron cuantitativamente importantes, tuvieron más impacto en aspectos tan importantes como la lengua y la cultura ya totalmente reprimidas en el régimen franquista. Sin embargo, la sociedad vasca, y especialmente la izquierda abertzale, supo responder y articular un proyecto político y de país para todos los sectores populares, incluidos los sectores que habían migrado. La formulación del Pueblo Trabajador Vasco fue la consecuencia teórica y práctica de aquel acierto. En estos momentos, nos encontramos ante otro momento clave, donde tenemos que acertar en nuestra oferta de lucha y de país. En ese sentido, desde LAB, como aprobamos en el último congreso, estamos dando pasos para articular a todas las capas de la clase trabajadora y en esa misma lógica, integrar de manera especial en nuestra intervención sociosindical a los nuevos sectores migrantes.

Como hemos mencionado, en la actualidad nos encontramos con nuevos flujos migratorios cuantitativamente menores y con unas características y un contexto político económico y social diferente. Además, se de la feminización de los flujos migratorios, ya que el 50% de las personas migrantes son mujeres.

Aún así, hoy como entonces, en Euskal Herria se mantiene la carencia de los instrumentos necesarios de decisión para abordar cuestiones como la ciudadanía y la nacionalidad en un país en la que sus componentes carecen de ella. Hoy son los Estados español y francés los que, con sus leyes de extranjería, han impuesto un sistema normativo que dificulta a las personas migrantes y en tránsito el ejercicio de los derechos más elementales.

El proceso de precarización de vida y de trabajo en el que estamos immersos nos empobrece y nos esclaviza. Los movimientos migratorios históricamente han sido utilizados por el gran capital para paliar el déficit del desempleo, la miseria y las guerras. La necesidad de los y las trabajadoras de buscar un empleo, sin mirar fronteras ni leyes, se ha ido agravando en la misma medida que las diferencias entre los países empobrecidos y los países ricos. El 80% de la población migrante vive de su trabajo, sea de manera estable o en precario, en situación regular o irregular. Estamos ante una agresión brutal de las condiciones de vida de los y las trabajadoras en general, y de los y las trabajadoras migrantes en particular, ya que sufren los contratos (si los tienen) más precarios, los salarios más bajos y les son negados derechos laborales y sindicales. Debemos entender que nuestras luchas son una única lucha. El fascismo quiere crear contradicciones entre nosotras, pero no se lo vamos a permitir. Nativa o extranjera, somos parte de la misma clase obrera.

Desde el sindicato LAB, creemos que ha llegado el momento de dar pasos hacia la integidad, entre otras medidas, nos parecen relevantes estas:

– La realización de espacios propios para las y los trabajadores migrantes, hemos puesto en marcha en Nafarroa el grupo de trabajo de la diversidad cultural.

– Entre los grupos de trabajadores lejanos de la cultura sindical, se encuentran en muchas ocasiones trabajadoras y trabajadores migrantes. El sindicato ha decidido poner instrumentos para que se organicen las y los trabajadores más vulnerables. La dinámica Piztu Alarma de Nafarroa pretende dar respuesta a esa necesidad. El objetivo es claro: conocer sus realidades, sus necesidades y sus vivencias. Creemos que hemos obtenido un buen resultado, de las 200 personas que participan en esta dinámica, un 10% son trabajadoras y trabajadores migrantes.

– Queremos resaltar en esta linea, el trabajo sindical realizado en la empresa Huertas de Peralta. En esta empresa de la Ribera de Nafarroa, los abusos y agresiones por el origen de las y los trabajadores ha sido constante, se ha organizado una sección sindical, han obtenido unos resultados magníficos en las elecciones sindicales, y por ahora hemos realizado una huelga convocada por el comité de empresa. Este caso, lo hemos trasladado como acusación al Tribunal Permanente de los Pueblos realizado en Londres en noviembre.
 

 

 

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