Ibon Iparragirre se encuentra en situación límite. Debería estar en casa por la gravedad de su estado de salud, pero el Estado español no aplica el principio de humanidad en lo que respecta a las y los presos vascos, por lo que, a pesar de estar en una situación de vida o muerte, en lugar de ser atendido en casa junto a su familia, ha decidido trasladarlo al centro especializado Aita Menni de Arrasate para que siga cumpliendo su condena. Se trata de una decisión que no nos satisface en absoluto, puesto que no ha recuperado la libertad, cuando debería estar en casa junto a sus familiares y allegados y allegadas.
El Estado español aplica una política penitenciaria de excepción contra las y los presos vascos. Encontramos un claro ejemplo en la situación que padecen las y los presos enfermos. Es necesaria la implicación de todos los agentes para acabar con esta injusticia. Debemos construir acuerdos en este ámbito, puesto que no se puede hablar de paz y normalización con presas y presos muriendo en las cárceles.