¿No es la propia dispersión la que atenta contra la dignidad? ¿No es el propio requerimiento contrario a la libertad de expresión? ¿No podemos poner las banderas que queremos en nuestra oficina?
Pues donde manda el capital parece que no. El despotismo de la dirección, una vez más sometida a las reglas del gobierno español, nos ha mandado amenaza de sanción si no las quitamos antes de que acabe octubre.
Que sepan que aun quitando las banderas de los cristales, nuestra solidaridad y respeto seguirá intactos, que con eso no pararán las ganas de independencia del pueblo catalán. Reivindicamos que queremos a las presas y presos vascos en Euskal Herria alto y claro, entendiendoque es la dispersión contraria a toda dignidad y neutralidad. A su vez, reivindicamos el derecho a decidir de los pueblos, porque creemos en la libertad de expresión. Queremos dejar claro que seguiremos trabajando en ese sentido.
Las órdenes totalitarias alimentan nuestro deseo de libertad.