En diversos recursos de los servicios sociales las trabajadoras y trabajadores convivimos habitualmente con gran cantidad de riesgos derivados de fórmulas inadecuadas de organización del trabajo.
La alta carga de trabajo, la escasez de personal acentuada cuando no nos sustituyen, la alta implicación y la necesidad de gestionar emociones intensas, la poca autonomía para organizar las tareas y tiempos, la alta responsabilidad, las agresiones tanto verbales como físicas… ponen en peligro el bienestar, la salud o la seguridad de las trabajadoras y trabajadores del sector.
Los efectos de trabajar expuestas a estos riesgos, van desde la desmotivación a cuadros de estrés o depresión, pasando por el miedo, la pérdida de autoestima, la atención sanitaria por lesiones físicas… En el ámbito laboral, las consecuencias oscilan entre el absentismo por enfermedad al abandono del trabajo.
Esto a su vez puede tener un efecto negativo en los ámbitos familiares y personales de la persona afectada, y también repercute negativamente en la calidad del servicio ofrecido a usuarias y usuarios. La inadecuación de los servicios ofrecidos ante las necesidades de las personas usuarias, la insuficiente calidad de los servicios prestados, la escasez de personal y la mala organización del trabajo, tienen consecuencias negativas en nuestra salud y por ello son problemas que se deben prevenir. A pesar de ello, las evaluaciones de riesgos y las planificaciones preventivas frecuentemente olvidan estos problemas.
Por ello queremos animar a todas las trabajadoras y trabajadores del sector a rellenar una breve encuesta que ya hemos empezado a distribuir en distintos recursos de servicios sociales. Toda la información que recojamos, ayudará a seguir caminando hacia un trabajo más digno y saludable en el sector de los servicios sociales.