Estas reducciones aplicadas están dando como consecuencia que, al tener menos tiempo, se concentren los comensales restantes en grupos más numerosos y hacinados en un espacio físico que requiere turnos y que, con esta maniobra, se reduce a un único turno.
Se ha instruido por parte del Departamento de Educación que las jornadas del personal no pueden superar las 2 horas de atención, se ha visto que, incluso, se están tomando medidas de las mesas del comedor a fin de reubicar el alumnado con la excusa de optimización de recursos.
LAB denuncia esta práctica que convierte nuestros comedores en comederos, no toleraremos que nuestro alumnado sufra la consecuencia de esta insensatez, más cuando queremos recordar estas empresas han estado incumpliendo la Ley de Competencia y que ello ha dado el resultado de una multa de 18 millones de Euros, a la cuál aún no se ha justificado como se hará frente.
No nos parece de recibo que un espacio que debe tener reconocida su finalidad educativa, se utilice por parte de la administración como un mero aparcamiento.
Dejamos unas preguntas a éste Departamento y sus cómplices, las empresas de cátering: ¿Es ésta la calidad en la enseñanza que se quiere transmitir a nuestro alumnado con relación a un espacio y una acción educativa como es la hora de alimentarse? ¿Es éste el proyecto educativo que se entiende en relación a este espacio? ¿Por qué esta fragmentación dentro del centro, entre las aulas de estudio y el aula en la que se alimentan?