LAB justifica esta denuncia en un análisis que demuestra que no hay ninguna voluntad de cambiar el modelo existente y que una vez se calme el asunto, volverán a la invalidada orden de comedores del año 2000.
Esta campaña propagandística se pone en marcha el pasado mes de febrero 2016, anunciando que el comedor de Markina empezará a trabajar con productos locales. Se trata de una reivindicación de las familias que no es nueva, pero que se presenta como un cambio de modelo por parte del Departamento.
Se sigue el mismo esquema con la puesta en marcha de la experiencia piloto en el centro de Allende Salazar de Gernika, apareciendo asimismo en medios.
LAB quiere denunciar esta campaña que cualificamos de propagandística ya que estas experiencias pilotos se aprobaron en el Parlamento de Gasteiz en junio de 2014, hace ahora 2 años, y que instaban al Gobierno de Lakua a su puesta en marcha para el curso 2014/2015. Esto no se cumplió y desapareció de la agenda de estas instituciones, imposibilitando a las familias elegir su propio modelo, tal y como se pedía desde no pocos centros.
El pasado mes de febrero 2016 se hizo público el escándalo del fraude económico de las empresas de catering, que nos va a suponer una multa de 18 millones de euros que se deberá pagar a escote entre todas y todos.
Lakua pone en marcha su máquina de propaganda, anuncia que Markina tendrá posibilidad de trabajar con productos locales después de Semana Santa. De los 4 centros pilotos anunciados, de momento, son sólo dos los que tienen ésta posibilidad, Markina y Allende Salazar. El centro de Markina cuenta con 265 comensales y 3 personas en cocina, personal laboral del Departamento de Educación. Por su parte, en Gernika se atiende a 597 comensales y tienen en plantilla a 7 personas, todas ellas personal laboral del Departamento.
Estos dos centros, así como el que se propone para el próximo curso, el de Laukariz (165 comensales y 2 personas, personal laboral del Departamento) tienen cocinas en-situ, lo que demuestra que la cocina es un elemento imprescindible para la preparación y el buen tratamiento de los productos locales, cosa que LAB viene revindicando insistentemente, y que el propio Departamento de Educación, ahora, avala. Todo ello contradiciendo su propia política, que ha sido la de eliminación de cocinas en centros e introducción de comida transportada.
Por otro lado, entendemos que la puesta en marcha de la medida en 4 comedores de los 502 existentes no deja de ser una medida, como poco, ridícula, que confirma que no es más que una maniobra de despiste.
Si no es así, cabe preguntarnos qué pasa entonces que los centros que en su día no aceptaron la orden de comedores del año 2000, fundamentando su rechazo en querer implantar productos locales (Larrabetzu y Altzaga Erandio). Además, estos centros fueron privados de subvenciones por su decisión, algo que provocó discriminación entre centros. Negando al alumnado la misma igualdad de oportunidad, también se provocó una discriminación en las condiciones laborales. ¿Tendrán ahora el mismo tratamiento que estos 4 centros escolares? LAB entiende que así debería ser. Todas las familias y centros deberían recibir el mismo tratamiento, evitando situaciones de discriminación.
Si no es así, tendremos que nos pensar que aquella fue sólo una maniobra política en contra de un modelo, disfrazada de decisión fundamentada en pretextos económicos.