Dentro de la campaña contra las privatizaciones en la sanidad pública que desde el sindicato LAB ya iniciamos en enero de este año, informando sobre el coste de dinero público que Osakidetza deriva a través de la concertación a la sanidad privada, ahora queremos denunciar también las otras formas que emplea Osakidetza para privatizar. Nos referimos, en este caso concreto, a la subcontratación de servicios públicos.
El resultado es una disminución de las y los trabajadores de la Sanidad Pública y un aumento de las demoras en espera quirúrgica, pruebas diagnósticas, consultas de especialista y de atención primaria, es decir, el deterioro de la calidad asistencial.
¿Qué medidas propone tomar el sindicato LAB ante esta situación?
En resumen, existen varias alternativas para la reversión de estos servicios privatizados al sistema sanitario público, que van desde el control exhaustivo de su actividad y la denuncia de los incumplimientos de sus contratos, el control exhaustivo de las condiciones de trabajo del personal empleado en estas empresas, la utilización de las cláusulas de las mismos para su recuperación, hasta la expropiación.
Uno de los ejemplos más significativos y gráficos que tenemos es el del servicio de mantenimiento de electromedicina del Hospital Universitario de Araba (HUA), único servicio de mantenimiento de equipamiento electromédico propio dentro de la red sanitaria de Osakidetza, que realiza su trabajo de una forma directa, autónoma y no dependiente de ninguna casa o contrata exterior.
Este ahorro es significativo:
⁃ El precio hora de intervención de una o un técnico exterior puede oscilar de los 90 euros a los 450 euros. Aquí hay que añadir las tasas por desplazamiento, los materiales precio empresa más el 21% de IVA, frente a los 25 euros del o de la técnico de electromedicina de Osakidetza, sin otro tipo de gasto que no fuese el propio de los repuestos o piezas a sustituir.
⁃ La respuesta rápida y eficaz cuando se precisa una intervención técnica, sin esperar a que llegue una o un técnico exterior y, por lo tanto, dejar un equipo en espera y no operativo hasta su reparación. No se anulan citas de pacientes y si es necesario se da una alternativa que resuelva el problema técnico. Ahí también se ahorra dinero.
Más de 40 millones de euros en cuatro años para una parte de los equipos electromédicos a mantener se pagarían en Bizkaia. En Araba no superaría con el personal incluido y todo el aparataje en general los 14 millones de euros.
Claro está que lo principal es la voluntad política de potenciar la sanidad pública y de acabar con la deriva privatizadora, reforzar y utilizar de manera intensiva los recursos de la Sanidad Pública, detener las privatizaciones y recuperar lo privatizado.
Con los datos sobre la mesa y con la afirmación de algunos directores económico-financieros de Osakidetza de que la gestión pública es más barata y de mejor calidad que la privada, no entendemos cómo los gestores de Osakidetza, en este caso el PNV, siguen subcontratando servicios públicos a las empresas privadas. ¿A quién benefician esas subcontrataciones con dinero público? ¿Acaso, para el PNV, la salud es un negocio?
Para el sindicato LAB está muy claro, lo único que genera riqueza común es la gestión pública. La salud no es un negocio.