La dirección de Osakidetza comunicó ayer a los medios de comunicación la convocatoria de una OPE para el año 2014 y otra para el año 2015, sumando entre las dos 484 plazas (y otras tantas de promoción interna) y que se llevarán a cabo de forma conjunta. La verdad es que no han perdido tiempo. El paso jueves los sindicatos finalizamos la primera fase de movilización y a pocos días, Osakidetza anuncia a bombo y plantillo una OPE trampa que sólo pretende vender humo, entretener y despistar al personal e intentar acabar con las movilizaciones que cada vez van contando con más fuerza.
• Las 484 plazas de promoción interna no crean empleo fijo, ya que son ocupadas por personal que ya es fijo en la actualidad y los huecos dejados son ocupados por personal eventual.
• Cualquier creación de empleo público estable es siempre positiva. Incluso las 484 plazas que plantea Osakidetza. El problema es que este número es ridículo incluso para mantener los niveles de atención de hoy en día (que dejan mucho que desear). La destrucción de empleo ha sido tan brutal, que hasta 2018 tendríamos que hablar de unas 15.312 plazas fijas a crear parta mantener y estabilizar la plantilla. Con 3000 puestos de trabajo destruidos y jubilándose una media de 700 personas por año, lo ridículo de la cifra es patente. Esto sin tener en cuenta que hay 9.000 eventuales sin plaza fija. Por eso decimos que, paradójicamente esta OPE destruye empleo, al no llegar a compensar las plazas amortizadas por jubilaciones.
• Osakidetza no ha concretado qué categorías saldrán a OPE.
• Tampoco se concretan plazos. El proceso comenzaría en 2015 o en 2016 (tranquilidad a todo el mundo, ya que no se sabe ni qué se va a convocar). Y decimos “comenzar”, porque la media para acabar cada OPE ha sido de 4 y 5 años hasta ahora. ¿Será casualidad que coincida con el final de la legislatura?
• Si Osakidetza va a convocar unilateralmente estas dos OPEs en una, ¿por qué condiciona una tercera en 2016 a llegar a acuerdos con los sindicatos? ¿No la debieran hacer sí o sí, ya que lo está en juego es la calidad de la asistencia sanitaria?