Una vez más, asistimos a chapuzas e irregularidades en una OPE de Osakidetza, que como las anteriores además, se alarga en el tiempo para desesperación de los miles de candidatos que se presentaron allá por el año 2011.
Es normal que entre las listas provisionales y definitivas haya variaciones fruto de la resolución de reclamaciones, pero lo que es tan normal es que decenas de candidatos que no hicieron ninguna reclamación vean cómo desaparecen hasta 10 puntos de su nota de formación. Sin esperar a la contestación a los recursos que las personas afectadas pongan, es urgente que el propio Tribunal y Osakidetza digan exactamente qué criterio es el modificado.
Si todo es legal, no tiene que haber ningún problema en hacer público este cambio de criterio. Si no, nos siguen dando razones para pensar que la administración no juega con transparencia. Ejemplos sobran desgraciadamente. En Osakidetza mismo, todavía recordamos el pucherazo de la OPE de 1990.
En este sentido, LAB va a seguir exigiendo transparencia en este caso y en todos los demás, y apostando por un nuevo modelo de servicios públicos en Euskal Herria, euskaldunes, transparentes, eficientes y volcados en los derechos de las personas.