Atendiendo al perfil que describe la evolución del paro, da la impresión de que tiende a moderarse el desbocado incremento que ha experimentado durante los últimos seis años. Pero esto no significa que hayamos tocado fondo, y mucho menos que nos encontremos en una sólida senda de recuperación, como algunos mandatarios quieren hacernos creer.
Por otro lado, el efecto desánimo cada vez está más extendido como consecuencia de las crecientes dificultades para encontrar un empleo, sobre todo a medida que se alarga la situación de exclusión laboral. Lógicamente, este hecho se traduce en una reducción ficticia del verdadero nivel de desempleo.
En lo que respecta a Hego Euskal Herria, el paro registrado en mayo se ha reducido en 7.380 personas en comparación con el año anterior. Sin embargo, en el mismo periodo de tiempo la afiliación a la Seguridad Social tan sólo ha aumentado en 2.937 personas, es decir un 0,26% en tasa interanual; y prácticamente el 60% de este exiguo incremento se corresponde con nuevas altas en el régimen de autónomos.
Además, todos los sistemas de cuentas económicas coinciden en una misma conclusión: continúa reduciéndose el empleo medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo.
Estos datos pueden parecer contradictorios, sin embargo, son perfectamente coherentes, ya que el escaso empleo creado es precario, de carácter temporal y en muchos casos a tiempo parcial.
Mientras tanto, la protección por desempleo sigue disminuyendo de forma alarmante. En la actualidad el 53% de las personas oficialmente consideradas en paro no recibe ningún tipo de prestación por desempleo, lo que significa que 121.107 personas y sus familiares atraviesan graves problemas económicos. El año pasado esta situación afectaba al 47% de las personas en paro.
El recorte de las prestaciones por desempleo también está afectando negativamente a la cuantía que perciben las personas beneficiarias. En los último doce meses el importe de las prestaciones contributivas se ha reducido de media entre un 3,6% y un 3,8% en la CAV y en Nafarroa, respectivamente.
Por tanto, no está claro si la clase política del régimen intenta infundir falsas esperanzas a la población, o simplemente engañarnos con “cantos de sirena”; pero es evidente que pretenden ocultarnos la gravedad del problema y los riesgos que todavía se ciernen sobre la supuesta recuperación.