El paso dado recientemente por el colectivo de presas y presos políticos vascos tiene una importancia crucial en la resolución del conflicto. LAB se movilizará el próximo 29 de enero para dar a conocer la propuesta del EPPK y denunciar la actual política penitenciaria.
Avanzando en la resolución de las consecuencias del conflicto y para que dicha resoución sea integral, el EPPK, además de reconocer el sufrimiento de todas las partes, también pusieron de manifiesto su voluntad de buscar fórmulas flexibles e individuales para propiciar la vuelta a casa de las presas y presos políticos vascos.
No obstante, el Estado Español ha respondido a este paso hacia a delante nuevamente con un deplorable retroceso: encarcelar justamente a las personas mediadoras que han hecho posible este avance. Nuevamente castigan a quienes trabajan por la resolución del conflicto, tal y como lo hicieron en su momento con Bateragune.
Es decir, mientras en Euskal Herria se dan pasos para abrir un nuevo ciclo político y dejar de una vez por todas uno marcado por el conflicto, el Estado se empecina en mantenernos atados al viejo ciclo y en hacernos creer que nada ha cambiado.
Es necesario resolver la cuestión de las presas y presos políticos. Es urgente. Euskal Herria no llegará nunca a una normalización política mientras el Estado mantenga cientos de presas y presos políticos secuestrados, mientras, en vez de soltar el nudo siga apretándolo con más encarcelaciones y más juicios políticos. Junto con la necesidad de dejar de lado de una vez por todas las medidas de excepción políticas y judiciales, es necesario también cambiar de raíz la política penitenciaria y poner fin de una vez por todas a la dispersión que se utiliza tanto contra las personas presas como contra toda la ciudadanía de Euskal Herria.
El origen político del conflicto requiere una solución política y el camino para ello se encuentra, sin duda, en la fotografía que nos dejó la manifestación del 11 de enero. Es responsabilidad de los agentes políticos, sindicales y sociales de Euskal Herria marcar una hoja de ruta integral y firme, que desborde la cerrazón del Estado.
Pero tan importante como eso es que todas y todos nosotros empujemos para que se recorra ese camino, para que la fotografía del 11 de enero no se quede en eso y para que no se pierda en vano, entre cálculos electorales, la ilusión que creó en tanta gente. Para que tanto las consecuencias como las razones del conflicto se soluciones de una vez por todas, es necesario que sobre todo el ámbito político tome compromisos y llegue a nuevos acuerdos. Eso es lo que requiere el momento político y lo que exijimos desde la sociedad: un escenario de paz verdadero y la oportunidad de que todos los proyectos políticos sean defendidos democráticamente y sin ingerencias.
Tal y como la consecución tanto de los derechos sociale so los derechos civiles han sido en todas las partes del mundo y en todas las épocas fruto de la lucha de la clase trabajadora y de pueblo, así también conseguir que se respeten los derechos de las y los presos políticos y los derechos de Euskal Herria será fruto de la movilización y de la lucha que llevemos a cabo. Nos toca jugar un papel fundamental, ya que somos nosotras y nosotros quienes debemos y podemos conseguir que se tome la decisión de implicarse en el camino de la resolución.
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