Hace un año, tras el llamamiento a la huelga del Movimiento Feminista de Euskal Herria, las mujeres* que aquí vivimos salimos a las calles plantándonos ante la situación de discriminación estructural que enfrentamos todos los días y en todos los ámbitos de la vida. Violencia machista, racismo institucional, explotación laboral, imposibilidad de desarrollar proyectos de vida poniendo en el centro los cuidados, consumo salvaje, educación disciplinadora, imposición de nuevo de los roles de género…
Salimos para reivindicar el valor, el reconocimiento y la importancia para la sostenibilidad de la vida de todos los trabajos de cuidados que las mujeres* realizamos de manera gratuita o de forma totalmente precarizada. Reconocimos que estábamos atravesadas por diferentes ejes de opresión que, además, nos afectaban de distintas maneras. Que no vivimos la misma situación las migradas sin papeles en trabajos de hogar, las trabajadoras de un ayuntamiento, las bolleras, las mujeres* con diversidad funcional, las pensionistas, las trans, las becarias o las que enlazamos contratos precarios uno tras otro… pero que estábamos todas asqueadas, hartas y dispuestas a construir algo nuevo y más justo, desde lo que nos acerca, sin obviar lo que nos diferencia.
Este año, la apuesta es ir más allá y profundizar en las razones de la huelga, repensando y concretando las reivindicaciones y tomando como marco Euskal Herria, es decir, situándonos aquí, en Euskal Herria y ahora, 2019. Sabiendo de dónde venimos, reconociendo nuestras genealogías feministas, pero también a dónde vamos: qué queremos conseguir y cómo queremos conseguirlo.
Desde LAB nos hemos adherido a la huelga sin dudarlo porque lejos de haber mejorado la situación desde el pasado año, ha empeorado aún más. El sistema capitalista ha intentado por todos los medios apropiarse de nuestros discursos, lemas, denuncias…. vaciándolos de contenido, o minimizándolos o poniéndose medallas sin hacer nada… El capital se ha vestido de morado haciéndonos creer que estamos sentadas en el mismo lado de la mesa. Nada más lejos de la realidad: las brecha salarial de género sigue dándose en todos los ámbitos laborales, los trabajos realizados mayoritariamente por mujeres* se desvalorizan económica y socialmente, los cuidados no son una prioridad política para nadie, las mujeres* ya no tenemos tiempo ni condiciones para cuidar y seguir viviendo de manera digna.
Los planes de igualdad que realizan las empresas son un lavado de cara sin posibilidad de revertir situaciones discriminatorias. Ante cualquier demanda sindical, nos presentan desde las instituciones planes con mucha publicidad pero con poco contenido, las condiciones sociales, económicas y políticas para el cuidado son inexistentes. La precarización del mercado laboral ha conllevado una precarización de las vidas que va en aumento. La violencia machista campa a sus anchas en los centros de trabajo, nos hacen creer que los derechos son privilegios y se recortan sin miramientos o nos chantajean con su eliminación.
Ante esto, no nos vamos a quedar de brazos cruzados, como nunca lo hemos hecho. Tenemos más razones que miedo y más motivos que resignación para salir a la calle el 8 de marzo, el 9, el 10 y todos los días. Porque creemos en una Euskal Herria libre, feminista, anticapitalista y antirracista. Porque LAB, desde un sindicalismo feminista, está luchando cada día en los centros de trabajo, pero también en las casas, en la calle, en las cuadrillas… contra este sistema capitalista heteropatriarcal que nos mata; denunciando sus abusos, señalando sus contradicciones, exigiendo nuestros derechos, denunciando al capital y su destrucción de la vida. Porque somos parte de este pueblo y porque pensamos que poner las vidas en el centro y colectivizar los cuidados es una tarea de todas. Porque queremos construir nuestro país desde unos valores feministas anticapitalistas y decoloniales y porque sabemos que no es posible crear nada explotando a nadie, ni defender derechos para unos pocos a costa de una mayoría… ¡nos unimos a esta huelga!
El 8 de marzo, HUELGA FEMINISTA ante este sistema capitalista heteropatriarcal colonialista.