Con la llegada del 3 de marzo, hemos recordado uno de los episodios más dramáticos de la historia de Euskal Herria: el 3 de marzo de 1976, cinco trabajadores fueron asesinados por la Policía española en Gasteiz, en la iglesia de San Francisco de Asís, en el barrio de Zaramaga, tras una asamblea de trabajadoras y trabajadores. Murieron Pedro María Martínez, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda. 45 años después, estas víctimas no han recibido verdad, justicia ni reparación. Ante esta realidad, LAB les ha homenajeado en Gasteiz por la mañana, horas antes de la manifestación convocada para la tarde por la mayoría sindical vasca. Concretamente, hemos llevado a cabo un acto en la plaza 3 de Marzo, reivindicando el trabajo y la vida dignas, poniendo en valor la lucha de las y los trabajadores, especialmente la lucha de las mujeres.
En este sentido, en nuestro acto, además de recordar a los trabajadores asesinados hace 45 años, hemos destacado el papel de las mujeres, tanto en las luchas de la época como en las actuales. «Nuestro reto es poner la vida en el centro y compartir la responsabilidad de los cuidados. Porque tal y como están organizados ahora, los cuidados son insoportables. No podemos mirar hacia otro lado ante las condiciones indignas y precarias que se están dando, mediante la explotación y la esclavitud de muchas trabajadoras. No podemos aceptar las precarias condiciones de trabajo y vida de las cuidadoras ni un minuto más», ha indicado Idoia Ibarrola, delegada en el sector de servicios sociocomunitarios.
No olvidar, no rendirnos, seguir luchando es uno de los patrimonios que nos ha quedado de aquel 3 de marzo; «por una vida digna, una vida que merezca la pena ser vivida. Una vida en la que los cuidados estén en el centro y las personas, y no el capital, sean lo importante».
Igor Arroyo: «Queremos cambiar el sistema de raíz»
Igor Arroyo, secretario general adjunto de LAB, también ha tomado la palabra en el acto de la mañana y ha señalado que a día de hoy pocos dudan de que se producirán profundos cambios económicos, sociales y políticos en la próxima década, tanto en Euskal Herria como en todo el mundo. Lo que está en juego es quién va a liderar los cambios y cuál es la dirección de los cambios.
Arroyo reitera cuál es nuestra apuesta: «Por un lado, queremos tomar el control del proceso de cambio, el control sobre la economía, queremos tomar el control de las políticas públicas. Queremos soberanía popular para hacer políticas a favor del pueblo. Queremos tomar el poder, en las instituciones, en la calle, en los centros de trabajo y también en casa, poniendo en cuestión los privilegios que tenemos los hombres. Por otro lado, queremos cambiar el sistema de raíz. Queremos construir un nuevo modelo que ponga la vida en el centro. Un modelo sin explotación, sin patriarcado. Y en esa dirección, queremos llevar a cabo una transición ecosocialista y feminista en Euskal Herria».
Hemos presentado el Programa Socioeconómico, y lo estamos debatiendo. Es un intento de representar una alternativa integral al sistema capitalista, heteropatriarcal y ecocida. Hemos diseñado un Código de Trabajo, un Estatuto de las y los Trabajadores Vascos, absolutamente innovador y revolucionario. «Parecen propuestas utópicas. Pero sin utopía no hay movimiento», ha afirmado.
En palabras del secretario general adjunto, «nosotras y nosotros estamos en marcha. Nosotras y nosotros vamos a jugar este partido. Vamos a echar el diente al sistema. Y no estamos solos. En Euskal Herria hay un amplio espacio social, sindical y político que exige cambios; y el poder, la soberanía, para llevarlos a cabo».