La precariedad es un hecho que aunque en los últimos años se ha extendido a toda la sociedad no es un fenómeno nuevo para las mujeres. La precariedad es una realidad que las mujeres sufrimos desde hace tiempo y que lamentablemente se ha convertido en una situación que nos lleva a aceptar condiciones y realidades que consideramos normales.
La precariedad es un hecho que aunque en los últimos años se ha extendido a toda la sociedad no es un fenómeno nuevo para las mujeres. La precariedad es una realidad que las mujeres sufrimos desde hace tiempo y que lamentablemente se ha convertido en una situación que nos lleva a aceptar condiciones y realidades que consideramos normales.
Pero estas situaciones no son normales:
• No es normal que las tareas del hogar y de cuidado sean sobre todo responsabilidad de las mujeres. Las mujeres dedicamos como media 3 horas y 33 minutos al día a las tareas del hogar y 4 horas y 15 minutos a las tareas de cuidados. Los hombres, por su parte, dedican 1 hora y 29 minutos al día a las primeras y 3 horas y 17 minutos a las segundas.
• No es normal que las medidas de conciliación que se plantean esten dirigidas principalmente a las mujeres y que seamos nosotras las principales receptoras de estas medidas (el 94,5% de personas que adoptan medidas de conciliación son mujeres).
• No es normal que las mujeres en el mercado laboral estemos trabajando con jornadas parciales (el 77,8% de los trabajadores que trabajan a jornada parcial somos mujeres)
• No es normal que estemos obligadas a desempeñar varios trabajos de jornada parcial para poder llegar a fin de mes (en el caso de las mujeres la pobreza real se sitúa en un 6,1% y en el caso de los hombres en un 5,6%).
• No es normal que el contrato sea de jornada parcial pero que al final estemos obligadas a cumplir la jornada completa.
• La inestabilidad que sufrimos no es normal (la tasa de temporalidad de las mujeres es del 27,9%, la de los hombres es del 22,6%)
• No es normal cobrar menos que los hombres (los hombres ganan 36,2% más que las mujeres)
• No es normal cobrar salarios que no llegan a 1.200 euros.
• No es normal estar obligadas a hacer trabajos que están fuera del mercado regulado.
Estas situaciones que sufrimos las mujeres no son normales. Es más, la precariedad que sufrimos las mujeres no es casualidad. Es una consecuencia directa de una estrategia bien diseñada por el sistema patriarcal. El sistema nos ha condenado a la precariedad, nos ha robado el derecho a nuestra soberanía económica, porque quiere que seamos seres subordinados. Quiere condicionar que podamos desarrollar nuestros proyectos de vida de una forma libre. La precariedad que sufrimos las mujeres es violencia.
La mayoría de la gente relaciona la violencia sexista con violencia física, psicológica o sexual, pero la violencia sexista va más allá. La violencia sexista tiene mil caras, y una de ellas es la precariedad que debemos sufrir las mujeres en el mercado laboral. Por lo tanto la lucha contra la precariedad debe ser una prioridad para los agentes sociales y economicos. Y las mujeres debemos ser protagonistas indispensables en esta lucha. Luchemos y mobilicemonos a favor de nuestros derechos, salir de la precariedad es nuestro derecho.