La brecha de cuidados y la brecha salarial están entrelazadas.
> ¿Te has planteado alguna vez de cuántas horas consta la jornada laboral de las mujeres*, más allá
del trabajo asalariado, eso que llamamos empleo?
> ¿Qué nivel de responsabilidad asumen los hombres, aparte del empleo, en los cuidados?
> Entendiendo los cuidados como trabajo, ¿qué brecha existe entre la jornada de cuidados de las mujeres* y la de los hombres?
> ¿Has pensado alguna vez cuál es la jornada laboral de las trabajadoras de hogar y en qué condiciones están ante la negativa de los gobiernos y las administraciones al desarrollo de un sistema público de cuidados?
Según los datos de EUSTAT (Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico, 2018), el 67,2% de los trabajos de cuidados son realizados por mujeres*, frente al 32,8% que realizan los hombres.
Si nos fijamos en el ámbito del empleo, las mujeres* siguen siendo la inmensa mayoría de quienes se acogen a los permisos (remunerados y no remunerados) y tiempos de cuidado.
> ¿Cuántos hombres adoptan medidas de conciliación? Si reparamos a los datos de Hego Euskal Herria de las excedencias para el cuidado de hijos e hijas, menores acogidos o familiares en 2024, más de 8 de cada 10 son mujeres* (Seguridad Social, 2025).
> ¿Para qué utilizan los hombres estos permisos?
Lejos de reconocer y valorar las tareas de cuidado, el modelo económico actual penaliza a quienes realizan estos trabajos (porque son realizadas por mujeres* y se encuadran en el rol femenino). De hecho, este sistema necesita que los cuidados sean invisibles y gratuitos para poder mantenerlos como están.
Por todo esto, decimos bien claro que la brecha de cuidados y la brecha salarial están interrelacionadas. Es hora de que los hombres renuncien al privilegio de no cuidar y asuman sus responsabilidades.
Es hora de reconocer la deuda patriarcal de estas tareas de cuidado que durante años han recaído sobre las espaldas de las mujeres*. Las mujeres* se han encargado (en mayor o menor medida) y han quedado bajo su responsabilidad todos los trabajos de cuidado, tan necesarios para sostener la vida, realizados de manera gratuita, y de los cuales se ha beneficiado el sistema capitalista y toda la sociedad en general. Es hora también de plantear un reparto justo de las tareas de cuidado aquí y ahora. Reivindicamos la necesidad de dar pasos hacia el Sistema Público Comunitario de Cuidados.
En este sentido, también queremos interpelar a las instituciones para que dejen de alimentar el modelo privatizador y familiarista y se responsabilicen del desarrollo de un sistema integral que garantice el cuidado como un derecho colectivo desde el ámbito público. Porque esta será la medida más estratégica que se pueda tomar para acabar con la brecha salarial.
Desde el sindicato LAB, seguiremos luchando en esta dirección: activando luchas contra la brecha salarial en los centros de trabajo, e impulsando un nuevo sistema socioeconómico basado en el triple reparto (cuidados, empleo, riqueza). Es hora de transitar hacia un nuevo modelo que sitúe las vidas en el centro.