Se conmemoran 140 años del concierto económico de la CAPV y el Convenio de Navarra; en realidad el concierto convenio vasco no son mas que los restos forales de la imposición del estado en el territorio vasco.
El concierto convenio viene a ser el tributo que pagamos al estado por formar parte a la fuerza de dicha estado y a través de él la ciudadanía de Hego Euskal Herria contribuye a pagar los gastos que el Estado decide acometer en función de su capacidad unilateral para decidir la orientación de la política económica (financiación de infraestructuras como el TAV, endeudamiento para salvar a los bancos, casa del rey, ejército etc.). El 7,24% de todos esos gastos es lo que pagamos las administraciones vascas.
La bilateralidad del Concierto y Convenio es básicamente contribuir a las arcas del estado con el porcentaje del Cupo, pero las decisiones básicas en clave competencial que lo determina reside en las decisiones del Estado. Ni siquiera en materia fiscal disponemos de la capacidad suficiente para articular nuestro propio sistema fiscal; la armonización interterritorial recogida en la constitución impide nuestra soberanía para decidir el marco tributario mas favorable a nuestros intereses.
La renegociación del Cupo alcanzada el pasado año ha sido la perpetuación de esa dependencia y bajo el espejismo del cobro de los atrasos debidos, pagar más anualmente por las competencias estatales en territorio vasco.
Pero además, los recursos derivados del concierto convenio no están siendo distribuidos equitativamente entre la sociedad vasca. Los privilegios fiscales a las rentas de capital, la evasión y el fraude fiscal permitido están acentuando un creciente enriquecimiento de las personas más ricas y el aumento de la brecha de la precariedad y la exclusión social para cada vez mayores sectores populares.