El INE publicó ayer el dato definitivo del IPC de noviembre, confirmando que la tasa interanual se situó en el 2,9%. Teniendo en cuenta que este indicador alcanzó el 3,5% en octubre la inflación se habría reducido seis décimas en tan sólo un mes, es decir, la segunda mayor bajada de precios en un mes de noviembre desde el año 1986.
Pero los carburantes son bienes homogéneos y el tipo de cambio euro/dolar también es el mismo; por tanto, es de suponer que la evolución de precios (antes de impuestos) es similar en toda Europa. Sin embargo, si comparamos los precios recogidos por el Boletín Petrolero de la Comisión Europea, constatamos que a finales de noviembre el aumento interanual del precio medio de los carburantes fue mucho más acusado en la zona euro que en el Estado español.
No obstante, hasta mediados de octubre el crecimiento de precios había sido muy parecido en todos los Estados de la zona euro, tal y como cabría esperar. Por tanto, la explicación al menor incremento interanual de precios en el Estado español debe buscarse en las semanas transcurridas desde mediados de octubre hasta finales de noviembre. En este periodo de tiempo supuestamente se habría producido una reducción generalizada del precio de los carburantes en todos los países, aunque en el Estado español esta caída de precios habría sido mayor que en el resto de la zona euro.
En definitiva, la disminución del precio de los carburantes en el Estado español durante el mes de noviembre quedaría explicada, no tanto por la evolución de los precios internacionales, sino por el efecto de las presiones que el gobierno del PP viene realizando desde mediados de septiembre para que las petroleras para contengan precios y márgenes de beneficio.
Sin embargo, estas presiones gubernamentales en realidad se han traducido en una burda manipulación de precios, pero no en una reducción efectiva. La Comisión Nacional de la Energía ha verificado que las compañías bajan los precios los lunes (que es cuando se efectúa la recogida de precios de venta para elaborar el reporte estadístico) y el día siguiente los vuelven a subir. Y así sucesivamente todas las semanas.
La bajada de precios es por tanto una farsa, un gran engaño que demuestra la posición dominante que detentan las grandes compañías del sector sobre el mercado y como utilizan prácticas de oligopolio para fijar precios y adulterar la competencia en beneficio propio.
Finalmente el gobierno ha decidido no revalorizar las pensiones conforme al IPC de noviembre, incumpliendo así la única promesa que aún mantenía en pie. Pero con esta reducción ficticia y tramposa de la tasa de inflación, el gobierno del PP consigue aparentar que su decisión ocasionará un menor quebranto en el poder adquisitivo de las pensiones del que realmente va a provocar, ya que el IPC no refleja la evolución real de los precios.
A día de hoy desconocemos qué recompensa obtendrá del gobierno el lobby petrolero, pero sí sabemos que Rajoy vuelve a mentir cuando afirma que revalorizará las pensiones “en cuanto pueda hacerlo”, porque según fuentes de la Seguridad Social el gobierno prepara una nueva reforma para desvincular definitivamente la actualización de las pensiones del IPC.