LAB cree que si lo que se trata es de instalar centros biomédicos en Navarra, lo que se debería de hacer es instalarlos desde el sector público, partiendo de Osasunbidea y de la Universidad Pública de Navarra.
Primero el Opus amenazó con llevarse los centros biomédicos fuera de Navarra, paradójicamente a Donostia (y resulta paradójico porque la élite navarroespañola ha convertido aquello de "que vienen los vascos" en un cliché para boicotear la natural e imprescindible relación entre Navarra y el resto de provincias vascas, y son ellos quienes ahora amenazan con llevarse un centro biomédico a otra capital vasca).
Seguidamente, con una sincronización nada casual, Barcina ha declarado que sin Donapea no se entrega al Opus Dei "Navarra perderá dinero y puestos de trabajo". Esta declaración es un insulto a la inteligencia de los navarros y navarras, puesto que la realidad es justo la contraria: somos todos los navarros y navarras los que tendríamos que pagar un dineral por el traslado de Donapea.
Pero además, Barcina parte de la premisa de que la investigación biomédica en Navarra debe ser coto privado del Opus Dei, cuando se podría y debería realizar desde el sector público. En este sentido, la apertura de la facultad de medicina en la UPNA, ampliamente demandada durante años, debería de ser el primer paso para desarrollar la investigación biomédica desde el ámbito universitario público; Osasunbidea aportaría su Banco público de Tejidos y Sangre, estructura imprescindible para la investigación biomédica; y todos los recursos públicos que hoy en día se están entregando al Opus Dei, empezando por las derivaciones a la Clínica Universitaria y siguiendo por los 37 millones de euros de la construcción de CIMA, deberían destinarse al sector público, tanto para la atención como para la investigación médica.
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