Hoy hemos realizado una concentración en la Plaza de Correos de Gasteiz.
Estas últimas semanas estamos asistiendo a una sorprendente polémica entre los habitualmente tan bien avenidos Gobierno Vasco y las grandes empresas del sector de la automoción acerca de los motores diésel.
La patronal está aprovechándose de la polémica para conseguir su verdadero objetivo: que el dinero público pase a manos privadas, es decir, que el gobierno les conceda ayudas y subvenciones. Para ello, están utilizando a los y las trabajadoras sin escrúpulos.
En lugar de proteger a los y las trabajadoras ante el aumento de ventas de motores gasolina y descenso de ventas de motores diesel, han iniciado una ofensiva contra los derechos laborales que se traduce en la flexibilización de las condiciones de trabajo, despido de eventuales, ERTEs, presiones para aceptar aumentar la flexibilidad y aumentos del ritmo de producción. Esto tiene un doble objetivo: aumentar beneficios a través de la precarización de las condiciones de trabajo y presionar a los gobiernos para obtener cuantiosas subvenciones.
El Gobierno Vasco ahora está viendo la verdadera cara de esas empresas multinacionales con las que ha tenido una relación de sumisión y ha solido catalogar como empresas “estrella”: a pesar de que en general no haya un descenso en la demanda de coches y la demanda y previsión de producción están en máximos históricos, imponen duras medidas contra los y las trabajadoras.
Por ello, llamamos al Gobierno Vasco a posicionarse en contra de estas medidas, pues no existen motivos para ello, ni en las empresas principales ni en las proveedoras ni en sus subcontratas. Existe carga de trabajo suficiente para una normal organización del trabajo en las empresas principales.
Tras años de incentivar el consumo de vehículos con motor diésel, y a pesar del hecho de que cada vez son menos contaminantes los motores diésel, es inaceptable que intereses económicos particulares lleven a que se aumenten beneficios a costa de que los paguen los y las trabajadoras. NO hay impedimento alguno para que las instalaciones se adapten a la demanda.
El fraude de los motores diésel finalizó sin culpables, con financiación pública y con trabajadores y trabajadoras pagando el pato. Ahora quieren llevar a cabo un nuevo fraude.
Para hacer frente a dicho fraude, LAB llama al resto de sindicatos y los trabajadores y trabajadoras en general a movilizarse en los centros de trabajo en los que la crisis del diesel puede tener consecuencia directa.