Hemos tenido conocimiento hoy de otra muerte en el trabajo. Concretamente, un trabajador de 46 años que estaba realizando labores de acondicionamiento en un tejado de una nave industrial de Antsoain ha fallecido, a consecuencias de las heridas sufridas tras caer ayer de una altura de siete metros. En lo que llevamos de año, ya son, al menos, 38 las y los trabajadores muertos en Euskal Herria en el trabajo; 13 de esas personas, en Nafarroa.
Hace dos semanas tuvo lugar un accidente laboral mortal similar en Burlata, en Erripagaina, a consecuencia de la caída desde un quinto piso de otro trabajador del sector de la Construcción. Queda claro que los accidentes laborales mortales no son producto de la casualidad. Si todos los accidentes laborales se pueden evitar, todavía más los correspondientes a caídas de altura, ya que son impensables accidentes de este tipo en caso de adoptarse medidas adecuadas. La falta de seguridad y la precariedad son dos características del sector de la Construcción; juntas o por separado, traen la muerte como resultado.
Los accidentes laborales tienen responsables directos. La patronal prioriza sus intereses económicos por encima de la seguridad y salud de la clase trabajadora, mientras que las Administraciones Públicas miran a otro lado, como si esta sangría no fuera con ellas, lo que les convierte en cómplices. Hablan de salud laboral, pero sus políticas impulsan precariedad.
Desde el sindicato LAB queremos mostrar toda nuestra solidaridad con la familia y las y los allegados del trabajador fallecido, al tiempo que hacemos un llamamiento a la clase trabajadora a participar en las movilizaciones que tengan lugar para denunciar esta muerte en el trabajo. Desde el sindicato seguiremos trabajando y luchando por los derechos de las y los trabajadores y por su derecho a la salud y seguridad.